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lunes, 27 de abril de 2015

Entrenando por Madrid

Como nos inscribimos con tanta antelación a las carreras pasa lo que pasa, una inoportuna lesión me ha tenido el último mes y medio en el dique seco, pero estábamos inscritos para el maratón de Madrid y  teníamos el viaje pagado, así que teníamos que ir si o si. El sábado  muy temprano, salíamos hacia la capital en el autobús que como todos los años fletaba Ramón López, un buen grupito desde Elche.

Llegamos a Madrid, dejamos los equipajes en la consigna del hotel y nos vamos a recoger los dorsales e intentar comer en la comida de la pasta, llegamos a la zona de recogida, desde donde nos deja el autobús hasta el recinto ferial queda un tramo de cuesta que tenemos que subir. Cuando llegamos arriba vemos una cola larguísima, alguno comenta que seguro que es la de acceso a la comida de la pasta, otros que aquello no pinta bien.
Para salir de dudas preguntamos a un chico que está en la cola, nos dice que es cola para entrar a coger el dorsal y a la feria del corredor, que él lleva algo más de una hora. Miramos hacia atrás y hacia delante y comprobamos que no está ni a mitad. Como son las 13:30, cambiamos de estrategia, no es cuestión de tirarnos más de dos horas en cola sin comer y después de cinco horas de viaje. Decidimos buscar un restaurante y volver más tarde, igual a la vuelta no hay tanta gente en cola. Pues no, cuando volvemos pasadas las 15:30, la cola sigue igual, nos ponemos en ella. A las16:00, a alguien de la organización se le debe encender la bombilla, mandan a un chico para que compruebe como está la cola, lo oímos hablar por el móvil. A partir de ese momento parece que se agiliza un poco el tiempo de espera, aunque tardamos en entrar una hora. Y cuando lo hacemos ¡sorpresa!, apenas hay nadie recogiendo los dorsales.
Hablo con la chica que me atiende, estoy sola no hay nadie esperando, le digo que lo que hay fuera es una vergüenza, no se puede tener a la gente esperando tanto tiempo para entrar al recinto, que la mayoría venimos de fuera, que incluso hay extranjeros que están con sus equipajes. La pobre me dice que tengo razón pero que ellos no pueden hacer nada, son solos voluntarios, recojo mi dorsal y voy a por la camiseta, cuando llego me dicen que no tienen de mi talla, ahora si que me enfado, les digo que con los que ha costado la inscripción tengo derecho a tener una camiseta que me venga bien, la chica debe estar hasta las narices de que todos nos quejemos y me dice que yo solo he pagado mi dorsal y que la camiseta es un regalo, le contesto que de eso nada que he pagado por el dorsal, la camiseta, el seguro etc... En fin que me suelta que ponga una reclamación que estoy en mi derecho, al final decido no hacerlo y nos vamos sin ver la feria del corredor, comprobamos que no somos los únicos, que la gente está cansada de esperar, así que pasan de ver los stands de los expositores, una pena por que seguro que no les ha salido barato estar exponiendo sus productos, pero estamos todos cansados y muy enfadados. Por la tarde la organización emite un comunicado en que cargan las culpas sobre la empresa de control y seguridad.
Pasado el disgusto inicial, la tarde la dedicamos a hacer turismo y a buscar para cenar un bocata de calamares, cayó más de uno. Empieza a llover, era el anuncio de lo que nos esperaba al día siguiente.

Por la mañana, yo todavía no he decidido que iba a hacer, si corría o no y si lo hacía cuánto. Lo único que tenía claro es que para el maratón no estaba preparada, casi a última hora decido que voy a correr la media maratón pero que a la más mínima molestia pararía, eso hacemos.
Salimos a ritmo de entrenamiento con la "novia", sin prisas, las calles están muy mojadas y a tramos cae un ligera lluvia, un calabobos, que no molesta mucho, como vamos relajados, voy hablando.
Antes de llegar al km 5, nos encontramos con Rosa, su hermano y su cuñada que debutaba en media maratón, vamos un rato con ellos. En el 13,5 se separaban los corredores de la media y el maratón, seguimos con los de la media, voy contenta mi pierna está respondiendo y a pesar de no haber podido casi entrenar, voy genial. Llegamos al 18, ya estamos por la zona del Retiro, el Jefe me pregunta si quiero entrar en meta, me lo pienso, en ese momento empieza a diluviar, las calles se convierten en ríos, al final decido que no voy a entrar en meta. No me apetece esperar luego en la zona, vamos totalmente calados, así que damos por finalizada nuestra carrera a 500 metros de la meta, y nos volvemos corriendo al hotel. Parece que después de un mes de lesionada estamos otra vez en marcha, ahora a seguir entrenando para coger otra vez la forma.
Uno tras otro van terminando el resto del grupo, ¡enhorabuena por vuestros logros!.

1 comentario:

paco dijo...

Es una verguenza que una prueba con tanto nombre y tantas ediciones aun no le hayan cogido el como hacerla bien, y ademas el paston que te cobran, aun así mas de 30000. Un saludico.