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lunes, 26 de febrero de 2024

Transilicitana 2024

Crónica de mi primera (y última) Transilicitana.

Después de muchos años acompañando a mis compañeros de este nuestro Cluss en tramos de la prueba tocaba probarse, pero sobre todo de no quedarse con las ganas.
El día amanecía con buena temperatura y foto de rigor en el mosaico de la Dama.
Después de saludar a compañeros y amigos se da el pistoletazo de salida. Cada uno cogemos nuestro sitio en la carrera.

Decir que la primera parte estuvo marcada por un parón de casi media hora en el pantano que nos bajó un poco el ritmo y el aire fuerte muy fresco que no te dejaba avanzar. Ya en el Charly un jaleo monumental de gente que ya regresaba, los que veníamos, familiares y amigos. Nuestras compañeras de club dándolo todo en el avituallamiento.
Había entrenado casi todo, eso pensaba yo, pero comerte una ensalada de pasta caminando y el aire quitándote las espirales es una prueba digna del Conquistador!!

La segunda parte hasta la playa pasando por el café de olla de los Quiles se hace muy rápida ya que es llano. El paso por la playa del Altet muy bonita pero salimos con arena hasta en las orejas. Y ya, kilómetro 50.

Otra vez en el Charly y después de abrigarnos y tomarnos un caldo nos metemos en el barranco donde empieza la verdadera Trans y la fiesta nocturna. Ahí empiezan los dolores, ampollas y miedos a aflorar.
Lo más divertido los toboganes del Pozo catorce donde los voluntarios nos animaban, ellos sí que son unos valientes.
Una vez en el avituallamiento del pantano nos quedan ganas hasta de bailar, un musicón y animación de los voluntarios que te quitaban las ganas de seguir andando para quedarte bailando hasta el amanecer.
Y ya a por los últimos 24 kilómetros de montaña, piedras y mucha cuesta imposible. Cuando llegas a la antena del Castro piensas que ya lo tienes, ¡ohhh! Error.
Bajada con bastante desnivel que hace que los pies crujan de dolor y por si no había suficiente diversión bajada al barranco con cuerda. Una guinda al pastel de agujetas y ¡¡ampollas!!

Entrar en la meta y ver a Senén y nuestros maridos con la medalla de finisher da sentido a todo lo sufrido.
Ya la habíamos terminado. Un bocata de longaniza y cerveza es el isotónico ideal a las 4 de la mañana.
No quiero olvidarme de nadie… a la organización de la prueba porque de verdad, es de 10.
A todos los voluntarios por arroparnos, animarnos, cuidarnos y darnos de comer.
Al cluss Marujas Acelerás al cual pertenezco con mucho orgullo.

A mis 4 ángeles de la guarda, Luisa, Rosa, Encarni y Davinia por empujar como solo unas mujeres empoderadas saben hacer. Y por último a la familia y amigos por sus ánimos.
Pero sobre todo a uno que la ha sufrido tanto como yo, mi marido y compañero Juan Carlos❤️.
Esto es todo amigos, una prueba durísima de resistencia física y sobre todo mental que doy por tachada en mi lista de cosas por hacer.

Fran Agulló

1 comentario:

paco dijo...

Bueno, tu al menos tienes una, cosa que tal y como pinta la cosa yo creo que no tendre nunca jeje. Un saludico y felicidades.