Desde hace unos años le tenía ganas a esta media, por unas cosas o por otras siempre nos quedábamos sin ir, este año al ver que se celebraba el 30 aniversario tenía claro que no podía dejar que se me escapara, me hacía mucha ilusión correr en mi tierra de nacimiento.
Así que allá por agosto el jefe y yo ya estábamos inscritos. Y menos mal que lo hicimos con tanto tiempo ya que a mediados de octubre cerraron inscripciones al completar los 6000 corredores. La verdad que es para pensárselo, hacer más de 1000 kms de viaje entre ida y vuelta para correr una media, pero por otra parte una vez que estábamos allí se olvida que es un viaje relámpago por que si algo tengo claro que Córdoba siempre merece una visita, aunque nosotros hacia 20 años que no íbamos.
El sábado a las 12 ya estábamos allí recogiendo el dorsal y la bolsa del corredor compuesta por dos camisetas y un pantalón corto. Sin perder mucho tiempo fuimos a buscar el hotel, en el mismo centro, para dedicar el resto del día a visitar la ciudad, que está preciosa y disfrutar de su gastronomía. Había cena de la pasta pero preferimos unos flamenquines y un buen cochifrito acompañado de unos vinos a unos macarrones ¡raritos que somos!
El domingo decidimos no madrugar mucho, estamos a escasos 10 minutos andando de la salida, así que por una vez dejamos que otros pongan el arco de salida. Llegamos a la zona de salida, buscamos nuestro cajón que como no puede ser de otra manera es de los últimos, en esos momentos pienso que menos mal que a última hora he decidido salir con el cortavientos, porque la mañana está fresquita, 9º, y con amenaza de lluvia.
Dan la salida y a pesar de que la avenida Conde de Vallellano es bastante ancha tardamos más de tres minutos en pasar por la salida, está claro que 6000 corredores son muchos y eso se nota en los primeros 5 kms que nos cuestan mucho hacer, tenemos que ir intentando esquivar gente.
Es a partir del 7 cuando ya se estiró un poco la carrera lo que nos permitió coger un ritmo bastante cómodo, 6 min/km. La carrera se concentra casi toda en avenidas que cincundan practicamente la ciudad, quitando del quilómetro 11 al 12 que pasamos por la zona comercial y las Plaza de las Tendillas, y la llegada a meta que sin duda ha sido lo más bonito, pasar por el Puente Romano para terminar debajo de la Puerta del Puente al lado de la Mezquita.
Como avituallamiento final, nos dieron un bocadillo, fruta, refrescos y cervezas. Por cierto, esto es algo que deberían intentar mejorar, la zona de llegada se colapsó de tanta gente que había y fue un verdadero caos, costó mucho salir de allí y no estaba el día para estar mucho tiempo parados, 9º y empapados de sudor.
Esta ha sido la última tirada larga para el maratón de Castellón de la semana que viene, he acabado con muy buenas sensaciones, esta semana ya no la tomaremos con mucha calma porque el trabajo ya está hecho.
Creo que esta ha sido la primera vez que no nos hemos encontrado a nadie conocido en una carrera, cosa bastante rara. Quizás por lo que he comentado al principio 1000 kms es mucha tela.
2 comentarios:
Solo los que correis entendeis lo de hacer 1000 kms pa correr 21 jeje. Un saludico.
Es que los que corremos tenemos un puntito, sano, de locura.
Un saludo
Publicar un comentario