Loli tenía un reto desde hace unos años. Por unos motivos u otros no había manera de realizarlo, pero este año todo se alineó y, por fin, lo consiguió. Así nos lo cuenta:
Este año ha sido el año de poder hacer la Travesía Tabarca-Santa Pola.
Inscrita y con todo más o menos controlado, tocaba entrenar. Los entrenamientos en el mar han sido muy duros para mi. Mi cabeza no estaba preparada, he tenido una lucha interna conmigo misma increíble, pero ha ganado el “yo si puedo“.
Gracias a Luisa, mi compañera de entrenamiento, por ayudarme a superar mis miedos y a seguir con el reto. Y enhorabuena por ese pódium, 3ª de su categoría, eres una” Sirena”.
Por fin ha llegado el gran día, muchos nervios, empiezan los miedos en mi cabeza, pero ya no hay vuelta atrás. Me levanto a las cuatro de la mañana, desayuno sin tener hambre, dos horas después recojo el dorsal, la bolsa con el gorro, chip, boya... estoy muy nerviosa, pero contenta. Ya en el barco, camino de Tabarca, veo un amanecer espectacular, miro el mar y lo veo tan intranquilo como yo misma, pero ya tengo claro que voy a por todas, lo voy a conseguir, no se el tiempo que tardaré en llegar a meta, pero sé que llegaré.
Ya en la orilla de la isla, todos los nadadores estamos esperando el momento de la salida, estoy muy emocionada, por fin el toque de salida. Para mí fue muy agobiante, mi corazón casi en taquicardia, mucha ansiedad, golpes por todos lados, hasta que logré salir del embudo, veo por fin la baliza del primer kilómetro, hay mucha corriente, pero tenía claro que tenía que seguir nadando, km a km, hasta conseguir la meta y poco a poco voy avanzando.
Del km 5 a meta se me hizo eterno, estaba ya muy cansada, pero super contenta, pongo pie en la arena y, después de tanto tiempo y con alguna lagrimilla en la cara (o sería agua de mar), me digo ¡¡¡ Reto conseguido!!!
Un reto muy duro. Quiero dar las gracias a la organización y a todos los voluntari@s, pues me he sentido muy segura en todo el recorrido.
Gracias a mis Marujas por estar en Meta esperándome.