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lunes, 11 de marzo de 2024

Media Maratón de Elche

Correr en Elche siempre es especial, todas las Medias han sido especiales por algo.
Esta era mi décima, y aunque éramos pocas las inscritas del club, yo sabía ya que iba a ser una fiesta.
Gloria, Susi, Teresa, Raquel y la que escribe, recogimos el dorsalico el viernes en La Devesa, este año todavía no sé el motivo, cambiaron la ubicación, y la verdad es que perdió un poco la gracia.
Y quedamos en vernos el domingo como siempre, en el mosaico de la Dama.
Tengo que contaros una cosa, Raquel hace dos semanas me dice que no va a hacer la Media, porque el sábado tiene entradas para la fiesta Remember de los 90. “¿Cómo?, eso no puede ser, yo le digo que nosotras somos Marujas, y las Marujas se pueden ir de fiesta la noche de antes, bailar, tomarse un gin-tonic y luego hacer 21 km corriendo con dignidad. Así que empieza a entrenar, porque Raquel es una Ave Fénix.
Por otro lado, mi amigo Paco, que pertenece a Dimove, que es un colectivo que a través del deporte y actividades, da visibilidad al colectivo LGTBIQ+, me dice que va a hacer los 7 y sus compañeros 21 y quedamos para ir junt@ß.
Así que allí quedamos todos y todas.
Y el regalo fue llegar y ver allí a Luisa, Conchi, Ana, Erik, Lola, Encarni, Espe..., que fueron a darnos un besico y acompañarnos en la salida. Me dicen que tienen envidia sana, jeje.
Allí nos hacemos foto de grupo, con los amigos de siempre, con el nuevo alcalde todavía no hemos cogido  confianza pero lo teníamos a tiro.
Espe sí se la hizo y alguna osadía más creo, ella es muy auténtica, es su esencia.
Nos hicimos la foto de Marujas y luego con los Dimove y hacia la línea de salida.
La salida es muy guay como siempre, bailamos y saltamos, para calentar, fue una mañana muy fría.
Y vamos cogiendo nuestro ritmito, que es el ganador, el que llega, con el que te da tiempo a ver cada barrio, cada rincón de la ciudad, cruzar los puentes mirando las palmeras, chocar las manos, incluso besar a nuestras madres.
Esta edición tenía como novedad la distancia de 7 km, que llegaban hasta la primera vez que pasamos por el arco de meta del parque. Allí nos dejó mi amigo Paco, del cual estoy muy orgullosa y fui muy feliz de verlo llegar con una sonrisa.
Y nosotras fuimos a por el 15, en Carrús Guillermo nos hizo foto de grupo. Es bonito ver a las personas que quieres y están siempre en el mismo sitio todos los años, podría hacer una lista de las personas que no fallan y están en el mismo lugar año tras año, pero seguro que me falta alguien, y muchos no sé ni cómo se llaman, pero son “Zumbaos” o “Machacas”...
Llegamos al 15 y ahí ya van saliendo los dolores de esto y aquello, pero nadie abandona, nos vamos diciendo palabritas de ánimo y nos vamos rejuntando.
Teresa va delante, le gritamos el famosos meme “vas muy bien Terelu, vas muy bien”. Ella subió al podium porque es única y lo vale, para mí es admirable.
Otra vez, gracias por el mismo grupo de almas de Marujas maravillosas que vinieron también a la meta.
Y para finalizar una cervecita y un empanadilla, que nos merecemos. Raquel siguió en modo “remember” y se bebe dos y nos echamos unos bailes con el Dj de la zona de meta.
Espero poder seguir corriendo, por lo menos durante 10 ediciones más, mientras tanto agradecida de todo lo vivido, muy feliz de ver que el deporte siempre nos une, nos ayuda a llevarlo todo para adelante, y sobre todo orgullosa de ser de las Marujas Acelerás.

María del Mar Ibarra

miércoles, 28 de febrero de 2024

Transilicitana, un sueño realizado.

Hoy he tenido un sueño.

He soñado que me levantaba muy temprano, que he desayunado y me he ido andando desde Santa Pola hasta Cartagena con un amigo.
Sabía que eran 102 km, pero no importaba, estaba soñando.
Había mucha gente, muchos conocidos, muchos amigos que nos abrazaban, que nos besaban. Era como que había pasado mucho tiempo sin vernos.
Durante el camino habían muchas subidas y bajadas y piedras, pero yo sabia que no podía ser verdad. Yo sabia que hasta Cartagena era llano, pues en otras ocasiones recordaba haber ido. Pero no quería despertar. Seguía soñando.
En cada rincón, en cada esquina, cada pocos km habían Ángeles que nos guiaban y nos ofrecían comida, mucha comida y muy buena.
Estábamos cansados, heridos, nos dolía todo el cuerpo. Pero alguien nos empujaba, nos daba ánimos. Eran los Ángeles.
Pasamos por parajes abruptos, pero otros eran insólitos y eso compensaba.
Al final, ante un gran resplandor, llegamos, habían pasado muchas horas.
Había mucho ruido. Era música y aplausos y flashes.
Entonces desperté y cuando intentaba contar el sueño a mi mujer, me interrumpió en seco y me dijo: "Gaspar, no era un sueño, lo que tu has vivido ha sido la Trece edición de la Transilicitana".

Gaspar Campello.

lunes, 26 de febrero de 2024

Transilicitana 2024

Crónica de mi primera (y última) Transilicitana.

Después de muchos años acompañando a mis compañeros de este nuestro Cluss en tramos de la prueba tocaba probarse, pero sobre todo de no quedarse con las ganas.
El día amanecía con buena temperatura y foto de rigor en el mosaico de la Dama.
Después de saludar a compañeros y amigos se da el pistoletazo de salida. Cada uno cogemos nuestro sitio en la carrera.

Decir que la primera parte estuvo marcada por un parón de casi media hora en el pantano que nos bajó un poco el ritmo y el aire fuerte muy fresco que no te dejaba avanzar. Ya en el Charly un jaleo monumental de gente que ya regresaba, los que veníamos, familiares y amigos. Nuestras compañeras de club dándolo todo en el avituallamiento.
Había entrenado casi todo, eso pensaba yo, pero comerte una ensalada de pasta caminando y el aire quitándote las espirales es una prueba digna del Conquistador!!

La segunda parte hasta la playa pasando por el café de olla de los Quiles se hace muy rápida ya que es llano. El paso por la playa del Altet muy bonita pero salimos con arena hasta en las orejas. Y ya, kilómetro 50.

Otra vez en el Charly y después de abrigarnos y tomarnos un caldo nos metemos en el barranco donde empieza la verdadera Trans y la fiesta nocturna. Ahí empiezan los dolores, ampollas y miedos a aflorar.
Lo más divertido los toboganes del Pozo catorce donde los voluntarios nos animaban, ellos sí que son unos valientes.
Una vez en el avituallamiento del pantano nos quedan ganas hasta de bailar, un musicón y animación de los voluntarios que te quitaban las ganas de seguir andando para quedarte bailando hasta el amanecer.
Y ya a por los últimos 24 kilómetros de montaña, piedras y mucha cuesta imposible. Cuando llegas a la antena del Castro piensas que ya lo tienes, ¡ohhh! Error.
Bajada con bastante desnivel que hace que los pies crujan de dolor y por si no había suficiente diversión bajada al barranco con cuerda. Una guinda al pastel de agujetas y ¡¡ampollas!!

Entrar en la meta y ver a Senén y nuestros maridos con la medalla de finisher da sentido a todo lo sufrido.
Ya la habíamos terminado. Un bocata de longaniza y cerveza es el isotónico ideal a las 4 de la mañana.
No quiero olvidarme de nadie… a la organización de la prueba porque de verdad, es de 10.
A todos los voluntarios por arroparnos, animarnos, cuidarnos y darnos de comer.
Al cluss Marujas Acelerás al cual pertenezco con mucho orgullo.

A mis 4 ángeles de la guarda, Luisa, Rosa, Encarni y Davinia por empujar como solo unas mujeres empoderadas saben hacer. Y por último a la familia y amigos por sus ánimos.
Pero sobre todo a uno que la ha sufrido tanto como yo, mi marido y compañero Juan Carlos❤️.
Esto es todo amigos, una prueba durísima de resistencia física y sobre todo mental que doy por tachada en mi lista de cosas por hacer.

Fran Agulló