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miércoles, 18 de marzo de 2015

Maratón de Barcelona, según Tania

Nuestra Maruja más viajera y solidaria debutaba en la mítica distancia del Maratón.
 

Así nos cuenta Tania su experiencia:
 
Hoy ya si!! Podemos decir que las Marujas de la sub-élite (Luisa, Esperanza, Conchi y la que escribe) y afectados (Maria Teresa y JJ) hemos completado este gran reto: la Zurich Marató de Barcelona.
Después de largos meses de entrenamientos al free style, y lo digo sobretodo por mi, sin faltar las tiradas largas que hacíamos todas juntas, llego el gran día de agarrar al “toro por los cuernos” y plantarle cara por fin.
Salimos todos desde el Hotel Coronado después de las fotos de rigor y con un día espléndido pero fresco, que había dejado la lluvia del día anterior.  Íbamos plastificados hasta el higadillo con chubasqueros, dirección a la Plaza de España, donde cada uno ocuparía su cajón.
Nos separamos de la élite del grupo de a “tresquinse”, algunos un poco perjudicados del estómago, por los correspondientes nervios del momento... ¡pero sabíamos y confiábamos que dejarían el pabellón bien alto! 
Con los deberes hechos, engullida la pastillita de aminoácidos y sales minerales, con los esfínteres vacíos, nos colocamos en nuestro cajón rosa. Como no, Espe, la más internacional de nuestras integrantes, hizo una amiga francesita, con la que intercambio unos “palabros”. Entonces, dieron salida a cada uno de los cajones por separado,  un despliegue de música y serpentina colorida, ¡¡la fiesta empezaba yaaa!!
Imposible perderse o te dejabas llevar por el sonido  envolvente de las batucadas o por la línea azul continua marcada hasta el km 42,100. Los avituallamientos perfectos, cada 2 km había uno, con agua, isotónico, fruta, frutos secos…
Pasamos por los edificios más emblemáticos la eterna obra... la Sagrada Familia, la Catedral de Barcelona, Torre Agbar, Colón, Paseo Marítimo... sin olvidar algunos monumentos del cuerpo de bomberos de Barcelona que quitaban el hipo. Mientras  la Espe tuvo que hacer varios parones, como no, para eliminar tanto líquido, y en una de esas casi se nos pierde el pobre JJ, que retrocedió varios kms para buscarla.
Maria Teresa y yo seguimos un poco más adelante, y el resto de Marujas y JJ se quedaron un poquito más rezagados. 
Los kilómetros pasaban, los dolores nos acechaban, y la gente empezaba a verse perjudicada. Algunos de estos se descolgaban de la manada, extenuados.
Entonces llegamos al último tramo de la carrera, el cansancio hacia mella en nosotras, pero nos quedaban los últimos coletazos de esta gran prueba. Todos los dolores aparecían, ni que decir el estreno de zapatillas... ¡que se lo cuenten a Luisa!
Todo el esfuerzo se vio recompensado por la entrada a meta que tuvo como colofón la medalla de la Maratón de la ciudad condal.
Sin duda, todas coincidimos, que es una experiencia única y muy recomendable para los que somos aficionados a este deporte... y yo que debutaba, estoy encantada de haberla compartido con vosotras/os, ¡¡Mil gracias!!

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