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lunes, 18 de agosto de 2014

Travesía Arenales del Sol - Chiringuito Azul.

Ignacio nos cuenta como se ha desarrollado la I Travesía Arenales-Chiringuito "A nuestro Aire":
 
Estas Marujas es que se atreven a todo, no hay locura que se diga que quede en el tintero.
Me explico:
Una tarde de estas de reunión, en la que se mezclan sentimientos con cerveza y servilletas, a alguien se le ocurre proponer hacer el triatlón de Santa Pola, y claro, servicontrato y "paalante". Los firmantes se ponen a entrenar las distintas disciplinas, entre ellas por supuesto la natación, de la cual alguno casi ni se acordaba lo que era nadar, pero como estas marujas son la leche, pues a entrenar que toca, y una cosa lleva a la otra, quiero decir, que el que entrena para nadar 1000 metros, lo mismo un día se equivoca y hace 2000, y otro día 2500.
Yo aparte tuve la "suerte" de salir elegido en el sorteo de la travesía Tabarca-Santa Pola, pero Luisa que tenía mucha ilusión no tuvo tanta suerte. Pues no hay problema Luisa, hacemos una travesía a nuestro aire, dando la vuelta a la isla de Tabarca, pero la cosa parecía dificultosa ya que queríamos que el jefe nos acompañase con el kayak. Pues nada, que no se asuste nadie, de Arenales al Chiringuito Azul, 4,800 metros de travesía por si a alguien se le hacían cortas las piscinitas de 50 metros. A las diez de la mañana salimos de Arenales del Sol, a la altura del Parres.


El jefe se nos unía para acompañarnos en la primera boya amarilla, ya que el venía desde Santa Pola con el kayak (unos 16 km que se ha tragado entre la ida y la vuelta). Silvia, Luisa, Espe, Jaime, Frank y yo, sorteamos las primeras olas con bastante dificultad hasta conseguir llegar a la primera boya, a unos 250 metros, así y todo, yo agradeciendo a la madre de Luisa su dedicación en aplacar el mar.
Esperanza pierde una aleta nada más salir, así que la pobre se ha tirado toda la travesía "coja", y los globos que llevábamos como localizadores, también duraron escasos metros. Vamos a ritmo, acompañados de Paco, pero Jaime que llevaba casi dos años sin nadar, decide dejarnos y tomar camino a tierra cuando llevaba unos 1000 metros. El oleaje nos sigue acompañando, alguna medusita que otra y Frank, que lleva mudo toda la travesía , muuu concentrao, tiene preocupada a Luisa.
Espe va un poco retrasada, pero cómo siempre no pone ni una pega, ni un desánimo (es más dura que las piedras). Silvia, que en el coche me iba diciendo que ella lo hacía andando por la orilla, que el mar estaba movido, que las medusas se la iban a comer y no se que cosa más, empieza a tomar confianza, y con la propulsión del aleteo, parece que es la que va tirando del grupo.
De repente vemos la ermita de debajo del faro de Santa Pola, y a todos se nos hace una sonrisa de oreja a oreja, pero no nos confiemos, que aun quedaban unos 3000 metros. Llega la parte más complicada, la zona donde no hay boyas de señalización, las cuales nos han ido sirviendo todo el tiempo de punto de mira y de reunión del grupo, nos acercamos demasiado a la costa, a unos 150 metros y lo pasamos regular, ya que el oleaje es mayor y parece que no avanzamos, pero para eso tenemos al jefe, que se convierte en boya móvil marcando el rumbo y el reagrupamiento. Pasan los minutos lentamente, y de repente, a la vuelta de la esquina cómo quien dice, divisamos el chiringuito azul, nuestra meta (y objetivo culinario). Otra vez vuelven las sonrisas y los ánimos, y el decir, esto está ya hecho. Y así es, hecho está, después de dos horas y cinco minutos nuestros pies tocan de nuevo la arena de playa. Besos, risas y abrazos, lo típico de este nuestro Cluss, se mezclan con unas cervezas que Luisa nos tenía refrescando en una nevera, y ahora... que más?? 
Y para terminar el evento, que mejor que un buen carajillo.
Posdata: de nuevo, agradecer  a los afectados que nos dejan hacer locuras y a Mama-Luisa por las velas.
 

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