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martes, 1 de octubre de 2013

Al final no pudo ser

Esta es la crónica de lo que pudo ser y no fue.

Cuando llegamos el viernes por la tarde a Abrucena, ya nos dimos cuenta que aquello iba a ser muy especial por la cantidad de gente que se veía por el pueblo. Nosotros fuimos la avanzadilla ya que horas más tarde llegarían Alberto (El Sombrilla) y Jose Antonio (El Cocinas), allí también nos encontramos con el Maestro Juande, Conchi Requena y los Machacapiedras.
Una gran alegría coincidir ellos y charlar un rato. Después a cumplir con la rutina de rigor recoger dorsales, verificación de material obligatorio, cervecita, tapita, oír charla técnica, cena y tempranito a dormir que al día siguiente hay que madrugar mucho ya que la carrera de los 97'5 kms, (le añadieron 2 km más), salía a las 6am.
A las 5:45 estamos  pasando el control de acceso al corralito de salida, y se cumple la predicción metereológica llueve aunque en ese momento es débil nos toca salir con el chubasquero puesto. Dan la salida y enseguida tenemos la primera tachuela aproximadamente 15 kms de subida constante con lluvia, frontales puestos y todos en fila.
Llegamos arriba casi amaneciendo, a partir de ese momento y hasta el 40 constantes subidas y bajadas alternando senderos con pistas forestales, bajadas técnicas con otras más suaves y algún que otro corta fuegos. Intentamos coger un ritmo llevadero en los que andábamos rápido y corríamos, el Jefe me recordaba cada vez que me aceleraba que  tuviera cuidado que la cosa   era muy larga y tenía que reservar fuerzas para el final, así que le hice caso y procuré en todo momento no adelantarle. Llegamos al 40 que era control de paso, avituallamiento de sólido y donde nos podíamos cambiar de ropa a las 13:45 con algo más de dos horas de colchón, el control se cerraba a las 16 h. Al llegar oímos que detrás nuestra aun quedaban más de 30 personas, pensamos que vamos muy bien y no éramos los últimos. Tardamos en comer y cambiarnos de ropa menos de un cuarto de hora así no perdimos tiempo.
Después nos esperaba la parte más técnica, la del GR 7 donde el terreno era más exigente además que nos tocó cruzar varias veces el río, aquí tuvimos que bajar por una zona con cuerdas, tuve un poquito de mala suerte, no sé como la cuerda se me fue hacía la derecha y fui directa a sentarme sobre unas zarzas, ¡qué dolor!, pero eso no me iba a detener.
Así que me levanté me volví a coger a la cuerda y pa bajo. Llegamos al avitullamiento del 50, aquí solo líquido, nos enseñan el pérfil de lo que nos espera, volvemos a tener una bajada técnica, algo de pista y un buen sendero corrible, nosotros preferimos mantener el ritmo andando, además en ese momento se nos vino  encima una densa niebla lo que hacía los senderos algo peligroso y llegamos al 58 aquí empezaba una subida  algo empinada que a mí se me atragantó, si hasta ese momento iba cantando y hablando con el Jefe (lo que tiene que aguantar el pobre), aquí se me cayó directamente el alma a los pies. Empecé a subir a ritmo de caracol solo pensaba el llegar arriba viva y con ganas de seguir. Pero lo que son las cosas llegamos al avituallamiento, seguíamos llevando las dos horas de colchón.
Los de la organización dijeron que era el km 62, y lo primero que veo es la ambulancia que se llevaba a un participante con hipotermia, comí algo, me bebí un vaso de caldo caliente, miré hacia el sendero que apenas se veía con la niebla, y de momento se me vinieron encima las 35 kms que aun nos quedaban. Se me aflojaron las piernas, empecé a tiritar, mi estómago a quejarse y me dieron ganas de vomitar. Así que cuando el Jefe me preguntó lo dejamos no me lo pensé dos veces y le dije que como machada ya estaba bien que si bien podría intentar llegar al 70 no sabía como llegaría y a lo mejor me tocaba retirarme allí. Una vez tomada la decisión me puse muy triste por que con ella arrastraba también al Jefe y él estaba en condiciones de acabarla. Y a partir de ahí nos esperamos un rato, nos evacuaron a Lujan donde un autobús esperaba a los retirados, después de un viaje de hora y media llegamos a Abrucema justo cuando el Maestro Juande llegaba a meta. Así que esa ha sido mi aventura en la larga distancia en montaña, no me arrepiento de haberlo intentado, como bien dijo alguien de la organización esta prueba está hecha para cabezones, y yo siempre he tenido fama de ser muy cabezota, no digo que no lo vuelva a intentar.
Creo que esta prueba una vez pulan algunos aspectos, será fija en muchos calendarios. Pasamos por zonas muy bonitas, hay que tener en cuenta que la carrera discurría por un Parque Nacional y por un Parque Natural. Esa fue la razón por la que la organización limitara la participación a 450 personas, entre los dos pruebas.
Un toque de atención a algunos participantes, no entiendo como después de avisarnos que no podíamos dejar residuos por la zona, que lleváramos marcados los envases de la comida, pude ver envoltorios, botellas, geles tirados. Tanto cuesta volver a meterlos donde los llevaban y tirarlos al llegar a los avituallamientos. Los envoltorios vacíos no pesan.
Y ¿ahora qué?,  después de dormir durante más de 24 horas, hacer evaluación de daños, comer como una lima. Pues a salir a entrenar que me esperan la media maratón de Ciudad Real y la maratón de Murcia.
El publireportaje

3 comentarios:

fausto dijo...

No digas que no puedes hacerlo, di que no lo quieres intentar. Enhorabuena, maratón y media a la butxaca

paco dijo...

Solo "fracasa" el que lo intenta, y para nada veo yo un fracaso, enhorabuena,ahh y que susto me he llevao cuando he leido "el jefe me aviso que llevara cuidao, la cosa era muy larga y reservara fuerzas para el final", por Dioooooss, jeje. Un saludico y felicidades otra vez.

Ángela dijo...

Fausto, siempre he pensado que para saber lo que uno es capaz de hacer tiene que arriesgarse y hacerlo. Y si no sale bien pues sirve de lección para la siguiente vez hacerlo mejor.

Paco, la carrera, la carrera!!!

Muchas gracias a los dos y saludicos